▲ Robert Smith, guitarrista y vocalista de The Cure, reconoció el inmenso cariño que le tiene el público mexicano, el cual coreó las últimas 26 rolas del capítulo 13 del Corona Capital.Foto cortesía Ocesa
Jorge Caballero
Periódico La Jornada
Lunes 20 de noviembre de 2023, p. a31
Por momentos todas las bandas del cartel de la edición 13 del Corona Capital parecieron los teloneros de The Cure. Así se percibió cuando la seminal/germinal/determinante banda inglesa salió al escenario y algunos de los grupos que ya habían desfilado palidecieron y, otros, definitivamente, parecieron cantos de mentira.
La retahíla de 26 éxitos de The Cure en dos actos arrancó con Alone para no frenar, por 2 horas 40 minutos, pasando por Lovesong, Burn, Fascination Street, Push in between Days, Just like Heaven, A Forest y, pero por supuesto, Boys don’t cry.
Un irreductible Robert Smith escondió bajo su maquillaje la sonrisa, aunque seguramente estaba conmovido por reunir a la mayor cantidad de público del festival. Hasta se dio el lujo de estrenar una canción: And nothing is forever.
En contoneo de derecha a izquierda y de izquierda a derecha en unos cuantos centímetros del escenario, tocando la guitarra contrastó con las luces estroboscópicas que se movían sin ninguna delicadeza alrededor de él. Robert Smith se sabía figura absoluta de la noche, del evento completo, y reconoció el inmenso cariño que le tiene el público mexicano, que coreó todas las canciones.
Nunca es suficiente
Cuando alguien repara en el sombreado del cartel que marcó los horarios y el tiempo de actuación de cada uno de los grupos del Corona Capital, el de The Cure evidentemente tenía el más grande, que sobrepasó hasta el cuádruple del resto de las bandas del cartel. Y no es para menos que The Cure haya cerrado esta entrega del festival. Los organizadores ya habían previsto que Robert Smith y compañía traspasarían su horario de actuación y a nadie le importó que se extendieran casi 20 minutos más. El tiempo que toque The Cure nunca será suficiente.
Los 85 mil 700 asistentes abandonaron el Autódromo Hermanos Rodríguez con los ecos de Killing an arab en su cabeza, canción que siempre está en el aire, pero anoche cobró vigencia y relevancia por las atrocidades cometidas en Palestina, si bien el resto de las 84 bandas que se subieron al escenario este fin de semana demostraron una nula empatía y profunda indiferencia a la situación en Medio Oriente.