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ace dos semanas escribimos de Azules, el estupendo disco de blues de Louise Phelan y Octavio Herrero. Conversamos un poco con Louise y quedó pendiente la plática que tuvimos con Octavio, guitarrista que ha marcado toda una época con Mamá-Z y Las Señoritas de Aviñón, grupos perfilados por el buen humor, la inteligencia y el espíritu propositivo de su generación.
Aquí va un fragmento de nuestra entrevista, no sin antes anotar a los estupendos músicos que construyeron beats y plataformas en Azules: Germán Guido (batería), Izcacel Pérez (contrabajo), Xavier Gaona (bajo), Paquito García (piano y órgano), Carlos Alegre (violín), Hernán Silic (armónica) y Gladys Jiménez (tuba). Octavio Herrero se hace cargo de una guitarra que, sorprendentemente, en medio de la sobreoferta blusística a escala mundial, ha logrado procrear un sonido propio, que se diferencia con elegancia y pasión entre tanto y tanto semejante.
“A Louise y a mí nos convocó la revista GQ –nos comenta Herrero– para grabar unas sesiones en vivo; y ahí nos conocimos. Se hacía un homenaje a B.B. King por su muerte y nos pidieron que si podíamos tocar una canción de él; pero como no nos conocíamos, ahí dentro de la redacción de la revista surgió la idea de hacer algo juntos.
Así nos hicimos amigos. Ella siempre estuvo con la inquietud de salir un poco del jazz y meterse al blues. Empezamos a tocar con mi banda, Las Señoritas de Aviñón, durante mucho tiempo, y pensamos que a lo mejor era buena idea grabar un disco; pero lo fuimos postergando, postergando, hasta que la pandemia dijo que ya era el momento de hacerlo.
Cuando entrevisté a B.B. King, como admirador yo de John Mayall y del blues británico, le pregunté qué opinaba del blues inglés. Y como que se molestó con la pregunta y me dijo que eso no era blues, que sería más fácil que un mexicano hiciera blues, pero no un inglés o un músico blanco. Luego se contradijo e hizo el disco Riding With the King, con Clapton; y tocó con John Mayer. En fin. ¿Qué opinas?
Creo que es un tema muy complejo, porque no se puede negar, es del dominio público, que el blues es un género que nace en América regalado por los esclavos africanos; es su tradición musical con instrumentos occidentales. Pero la música es de todos. Me parece que B.B. King estaba un poco dolido cuando dijo eso, porque los ingleses estaban ganando mucho más dinero. También está el caso del odio a Elvis Presley. Me parece, sí, que los blancos se robaron, no intencionalmente, la atención de los medios y eso le pesó a la comunidad negra.
Azules es una gran paleta: las mil y un maneras de abordar el blues.
“La idea original era hacer un abanico de géneros. Tener algo de Nueva Orleáns, tener algo de Texas, tener algo… a mí me gusta mucho el blues y lo he estudiado toda mi vida. Antes que músico, soy melómano. Queríamos hacer un abanico de todo eso, pero nos fue ganando el ritmo de trabajo, como sucede en estos proyectos, y evidentemente no logramos abarcar todo; salió la creatividad, entonces la mitad de las piezas son nuestras y la otra mitad tienen este abanico.
“Está, por ejemplo, Rambling on my mind, una de las canciones emblemáticas de Robert Johnson, que viene en ese disco de John Mayall donde Clapton está leyendo un cómic; me parece que ese disco nos enseñó el blues a una generación. Está también Your mind is on vacation, de Mose Allison, que es un poco más cercano al jazz. O Flip flop & fly, que es un rocanrol de Big Joe Turner. Y está Sneakin’, una rumba blues que Louise inventó en el estudio.”
Salud
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