E
ra la noche del 22 de junio en Alemania y la noticia se esparcía con fuerza en las redes y las múltiples comunidades de free jazz del mundo entero. Peter Brötzmann había muerto en la ciudad de Wuppertal, la ciudad que lo había adoptado durante toda su carrera y puerta de entrada para el jazz de vanguardia en Europa; y aunque la noticia no era precisamente una sorpresa (ya se había desvanecido dos veces en el escenario), los miles de seguidores de este iconoclasta del sax entraban en shock. En México se prepara ya un tributo.
Peter Brötzmann, uno de los más importantes pioneros del jazz europeo libre, nació el 6 de marzo de 1941 en Remscheid, Alemania, aunque creció, estudió y se desarrolló como artista visual y músico en Wuppertal. Se nos fue el último héroe de Wuppertal
, nos dice Israel Flores Bravo, percusionista mexicano que reside desde hace cinco años en esta ciudad ( La Jornada, 19/6/18).
La música de Brötzmann era (sigue siendo) intensa al extremo, de ocres y claroscuros que estallaban sin miramientos en el escenario. Su ser y su estar en el planeta fue, hasta el último momento, inflexible, inquebrantable; ya para componer, ya para improvisar con el sax o el clarinete, ya para diseñar las portadas de sus discos, ya para revolucionar la escena de un continente que inicialmente se resistía a que el free permeara sus fronteras.
“Sí, hubo cierta resistencia –acepta Flores Bravo–. Aquí en Europa radica mucho el estilo clásico de la vieja escuela. Y cuando llega el radicalismo estadunidense, hubo un cierto desencanto; hasta la fecha. Es intolerancia a esta otra escena.”
¿Existe en la actualidad esa resistencia al free?
La improvisación libre ya radicaba aquí, al free jazz le costó un poco más de trabajo, por la estética, porque era más ruidoso. Lo que hizo Brötzmann en esa época fue muy radical, fue lo que impulsó la escena aquí en Wuppertal, en Alemania. Era una nueva agua que fluía en la escena, que por unos era bien vista y por otros no.
En una entrevista con Vincenzo Fugaldi, de la revista italiana Musica Jazz, Brötzmann decía: “La música americana tiene una tradición diferente y, en el lado estético y formal, se construye de manera diferente. A los estadunidenses les encantan las canciones, las composiciones, desearían que siempre hubiera un comienzo y un final… Los músicos de Europa Occidental desde los años sesenta tuvieron un enfoque duro, más conectado a lo que estaba sucediendo en la música contemporánea.”
Este primero de julio, a iniciativa de Gabriel Lauber, se rendirá un tributo al maestro. La cita es a las 21 horas en el Jazzatlán, templo y gruta del free jazz en la Ciudad de México desde hace 30 años (Municipio Libre 37-A, Portales Oriente).
Gabriel Lauber es un baterista suizo-mexicano que estudió en el Conservatorio de Lucerna y que tiene dos décadas radicando en México y 30 años inmerso en el free jazz. Él nos comenta:
“conozco directamente a Peter Brötzmann de haberlo visto en muchos lugares tocar. Yo soy de Suiza y tuve la gran suerte de estar en esto del jazz desde toda la vida, porque mi papá escuchaba esa música. Desde finales de los ochenta ya estoy consciente de la música de Brötzmann; la empecé a escuchar consecutivamente en vivo desde inicios de los noventa.
Se cuenta que para que el free jazz llegara a Europa costó mucho trabajo. ¿Tú qué sabes de esto?
no creo eso, porque realmente el free jazz en Europa también empezó bien temprano en el inicio de los setenta. De hecho, muy poco tiempo después de que surgiera en Estados Unidos, surgió una escena no sólo en Europa, sino también en Japón. Las primeras cosas de Brötzmann, como Machine Gun y todo eso, era a mediados de los sesenta. Entonces no estaban tan atrasados.
También ayudaba mucho que ciertos festivales, como el Donaueschingen, que era más un festival de música clásica contemporánea, empezó a meter free jazz y eso era muy interesante. De ahí viene esa grabación famosa de Archie Shepp con dos trombones, con Roswell Rudd y Grachan Moncur.
Al free jazz se sube de repente gente sin mucha técnica, sin mucha idea. ¿Qué opinas?
Totalmente de acuerdo. Luego intento explicármelo yo mismo, porque eso ha pasado en todas las escenas, en las viejas y en las actuales. Porque es una cosa tan experimental, que da cierto espacio para que se filtren algunos que no saben. He platicado eso con varios amigos; ahí hay un sinfín de gente diletante, que no sabe lo que hace, que no sabe tocar.
amalacara@prodigy.net.mx