En los tiempos actuales, ¿un torero como el leonés Antonio Velázquez habría podido ser figura de los ruedos? Su valentía, que rebasó toda lógica, ¿convencería a un empresariado que se sueña partidario de diestros como clásicos? Su temeraria tauromaquia, ¿asustaría a los públicos o estos abarrotarían las plazas al anuncio de su nombre? El toro de la ilusión, no de la emoción, que hoy prevalece, ¿admitiría el arrojo macho de Antonio o los promotores lo pondrían a hacer antesalas? El juarismo taurino o desde abajo llegar hasta la cumbre, ¿es un mito?
siguiente entrada