Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Viernes 17 de marzo de 2023, p. 9
Entre ovaciones y porras, la noche del jueves se cerró por última ocasión el telón para el primer actor Ignacio López Tarso, con el homenaje póstumo que le rindieron en el Teatro Jorge Negrete sus colegas, compañeros y amigos de la Asociación Nacional de Actores (Anda), de la que fue secretario general de 1986 a 1990.
Estuvieron presentes integrantes de su familia, encabezados por su hijo Juan Ignacio López Aranda y su nieto Antonio Sánchez, además de algunos admiradores.
La urna con las cenizas del histrión fue dispuesta al centro del escenario, rodeada de arreglos florales y custodiada por un retrato a color de su época madura.
Fue una ceremonia cariñosa en la que después de proyectarse una serie de fotografías con sus participaciones en diversos filmes y obras de teatro, actrices y actores como Raquel Olmedo, Marta Zamora, Alejandro Tomasi y Marco Treviño compartieron recuerdos y anécdotas sobre el primer actor, además de reconocer su papel y legado para el ámbito de la actuación del país.
Todo lo hiciste bien, con amor, con pasión, y te lo vamos a agradecer y recordar. Te vamos a recordar con mucho amor, con mucha admiración y mucho respeto
, expresó Juan Ignacio López Aranda.
Pensamos que eras inmortal, como ya muchos lo han dicho por ahí; yo también (lo pensé) varias veces cuando estuviste en los hospitales y saliste perfectamente recuperado a trabajar otra vez.
El director escénico y de telenovelas Salvador Garcini parafraseó al poeta Miguel Hernández para externar el dolor que le provocó la muerte de su amigo: Es una extensión más grande de mi herida, que por doler me duele hasta el aliento
.
Lamentó: Ya no voy a escuchar tu voz, ni tus preguntas inteligentes, ni tus expresiones poderosas en el escenario, ni tus hallazgos, ni tu locura perfecta y divina, porque él era un loco divino tocado por Dios. No puedo decir nada, más que lo amo, lo amé y siempre lo amaré
.
A su decir, López Tarso comprendía el alma humana de tal manera que ése era su talento, que sabía llegarnos y decir lo invisible, porque un actor hace visible lo in-visible, y él lo hizo en cada uno de sus actos, palabras, actuaciones. ¡Qué puedo decir de un genio que entregó su vida al pueblo mexicano!
Después de compartir anécdotas familiares, como la explicación que daba el actor sobre el significado de las siglas de su auto Ford LTD –decía que significaba López Tarso Divino
–, Antonio Sánchez leyó una carta de otra de las nietas de don Ignacio, Mariana, en la que compartió que su abuelo jamás hablaba de la muerte, no porque le tuviera miedo, sino porque le gustaba demasiado vivir, y vivió mucho y bien, en la exacta medida de lo que él consideró siempre que eso significaba
.
Recordó que para él reunirse los domingos a comer en familia era tan importante como su trabajo y cumplir con sus compromisos: La enorme pasión que siempre mostró por su profesión, también religiosa, fue un motor de gozo, de reto, de utilidad, de servicio y de orgullo. Jamás hubo compromiso que no hubiera cumplido o que no quisiera asumir, no porque se sintiera obligado, sino porque disfrutaba como nadie trabajar y porque se sentía orgulloso, además, de ser un hombre de palabra
.
Tras casi una hora, la ceremonia concluyó con la familia de López Tarso sobre el escenario, flanqueando la urna funeraria, mientras que de fondo sonaba Cuando un amigo se va, de Alberto Cortez. Al finalizar, el telón se cerró en medio de vítores de la concurrencia.