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irl (2018), el primer largometraje del joven realizador belga Lukas Dhont, trataba ya de la adolescencia. Y lo hacía de manera perturbadora. Su protagonista Lara (Víctor Polster), una joven transgénero de 15 años, estudiante de ballet, había nacido niño y atravesaba ahora por un duro proceso de reasignación de género. En la trama coexistían actitudes sociales muy contrastadas: desde el bullying al que la chica era sometida por parte de compañeras de clase hasta la inusual solidaridad de su familia que siempre la acompaña en las etapas más difícil de su transformación física. La cinta, disponible en Netflix, obtuvo en Cannes la preciada Cámara de Oro. Cinco años más tarde, Lukas Dhont ofrece un nuevo retrato de adolescencia, emocionalmente más intenso, centrado en la amistad de dos chicos de 13 años. Rémi (Gustav De Waele) y Léo (Eden Dambrine), quienes comparten una irresistible atracción afectiva, para ellos todavía indefinible, intolerable sin embargo para algunos de sus compañeros de colegio que los someten a un escarnio verbal agresivo, reservando sus dardos más filosos para Léo, el joven rubio de apariencia más delicada. Incluso las niñas del colegio contemplan al par de amigos con una mezcla de malicia y sorna: ¿Ustedes dos son pareja?
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La destreza de Lukas Dhont y su co-guionista Angelo Tijssens consiste en explorar con sobriedad un amplia gama de emociones en sus dos protagonistas centrales. Aunque Rémi manifiesta una gran sensibilidad artística, en especial en sus aficiones musicales, es Léo quien muestra una perspicacia mayor al advertir los peligros que hace correr a su amigo con la expresión abierta de su afecto. Por ello decide alejarse de él, integrarse al grupo de jóvenes hostigadores, sumarse también a la práctica viril del juego de hockey, marcando distancias cada vez más grandes con su compañero. Una suerte de sacrificio expiatorio susceptible de evitarle a su amigo mayores daños futuros. Tal vez eso o posiblemente lo contrario: una manera cobarde de deslindarse a tiempo de una amistad muy peculiar, blanco de un rechazo homofóbico susceptible de dañarlo más a él que a su camarada de juegos y afectos. Queda al espectador la libertad de interpretar a su manera un conflicto moral cuya naturaleza profunda el realizador dejará indefinida.
El punto neurágico de la cinta lo marca un episodio trágico que perturbará por completo la estabilidad emocional de las familias de Rémi y Leó, sumiendo a este último en una angustia indescriptible. El director Lukas Dhont parece haber asimilado aquí a la perfección la maestría con que sus vituales mentores artísticos, los también belgas hermanos Dardenne, diseccionan en sus cintas los sentimientos de remordimiento y culpa que suelen invadir a sus personajes, tanto adultos como adolescentes. Sophie (Émilie Duquenne), la madre de uno de los dos chicos, fue la protagonista de la memorable Rosetta ( Dardenne, 1999), a la edad que ahora tiene su hijo. Su actuación es magistral. El título Close alude a una cercanía afectiva excepcional que el prejuicio moral obligará primero a una ruptura transitoria y más adelante a una funesta separación irreparable, fruto de la deslealtad y el miedo. Toda una cadena de infortunios y culpas irresueltas que paradójicamente habrán de unir a un hijo sumido en la desesperación y a una madre devorada por la pérdida y el rencor en un pacto tácito de entendimiento y perdón. Gran premio del jurado en el pasado Festival de Cannes.
Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional a las 17:30 horas y en salas comerciales.