▲ Fotograma del documental de la realizadora María José Cuevas.
U
n subgénero que ha resultado sumamente popular en las plataformas digitales –Netflix, sobre todo– es el de los documentales o docuseries sobre crímenes reales con un énfasis en los asesinos en serie. No debe extrañar que sea Netflix, precisamente, la que exhiba La dama del silencio: El caso de la Mataviejitas, de María José Cuevas.
Con un giro de 180 grados en relación con su anterior trabajo, Bellas de noche (2016), Cuevas enfoca ahora el notorio caso de la llamada Mataviejitas, una asesina en serie que operó en la Ciudad de México, desde fines de los noventa hasta 2005, y estrangulaba a sus víctimas, mujeres de la tercera edad, para robarlas. Para no variar, las autoridades se demostraron incompetentes ante la rareza del asunto. En primer lugar, no se tenía registrado a un asesino en serie mexicano desde Goyo Cárdenas, activo en los años cuarenta. En segundo, porque la responsable de los asesinatos parecía ser una mujer.
En orden cronológico, la realizadora sigue la progresión del caso valiéndose sobre todo del testimonio de funcionarios de entonces –el procurador Bernardo Bátiz, el subprocurador Renato Sales–, pero también de peritos, una criminóloga, un par de periodistas y una escritora, así como de familiares de las víctimas. Los funcionarios aceptan haber estado desconcertados ante la singularidad del caso (incluso se invitó la participación de expertos extranjeros). Después siguieron las inevitables pifias y arbitrariedades de la justicia. Según afirma Sales, a quien el caso parece producirle gracia, en México se detiene primero y se investiga luego
.
Entre las varias víctimas de la injusticia sobresale una Araceli Vázquez, a quien se le acusó de ser la Mataviejitas cuando en realidad era una mera ladrona, que aceptó sus fechorías. Hasta la fecha, Vázquez ha purgado una condena de 19 años a pesar de la detención y encarcelamiento de la verdadera asesina. Como es costumbre, el sistema fabrica culpables, los sentencia y luego se olvida de ellos.
Por medio de la difusión profusa de retratos hablados y una operación policiaca supervisada por un funcionario apodado El Tigre, finalmente se hace algo por delimitar el campo de acción de la Mataviejitas. En esas instancias, Cuevas opta por las tomas cenitales de diversos rumbos de la Ciudad de México, resultando en un logro visual, un mosaico atractivo.
Lo que sigue es una secuencia digna del mejor thriller policiaco. La directora reconstruye con un acertado sentido del suspenso el que sería el último crimen de la asesina y su captura. Un hombre, amigo de la víctima, entra a su hogar sólo para descubrir a la Mataviejitas infraganti. Ella huye y es perseguida por el hombre, quien llama a una patrulla, providencialmente localizada en su sitio. Los policías evitan que la mujer entre al Metro y la arrestan.
Ella resulta ser una Juana Barraza Samperio, aficionada a la lucha libre haciéndose llamar La dama del silencio. Curiosamente, su nombre no ha trascendido y lo que ha quedado para la historia es su apodo. Cuevas recurre a material de los noticieros mexicanos para testimoniar el furor mediático que ha causado el ansiado arresto. Y no intenta entrevistarla para no contribuir a la glorificación de los asesinos, fenómeno que es abordado en la abundancia de canciones populares y otros productos referidos a la Mataviejitas.
En un formato que suele abundar en el amarillismo, La dama del silencio es un documental riguroso y, en especial, respetuoso con las víctimas y sus allegados. En ese sentido, es la mejor opción en el enorme catálogo criminal de Netflix.
La dama del silencio: El caso de la Mataviejitas
D: María José Cuevas / G: Miguel León / F. en C: Axel Pedraza / M: Enrico Chapela / Ed: Valeria Valenzuela / P: Mezcla. Laura Woldenberg, Ivonne Gutiérrez. México, 2023.
Twitter: @walyder