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esde su título, Notas sobre un verano (2023), el largometraje de ficción del asturiano Diego Llorente señala el carácter fragmentario, el espíritu minimalista, de su trama. Una chica veinteañera, Marta (Katia Borlado), deja Madrid, la ciudad de sus estudios y de su relación amorosa con su novio andaluz Leo (Antonio Araque), para emprender un viaje veraniego al puerto de Gijón en Asturias, su provincia natal. A poco tiempo de llegar a su destino, se encuentra con Pablo (Álvaro Quintana), un antiguo enamorado con quien terminó una relación que ahora desea revivir por espacio de unos días en una suerte de abandono sensual despreocupado.
La visita sorpresiva de Leo marcará una pausa o un cambio de estrategia en el esquema de seducción de la joven. El inesperado y complicado triángulo amoroso agudizará sus vacilaciones existenciales. Bastará entonces el breve paréntesis estival de ese viaje para sacar a flote las incertidumbres y vulnerabilidades de la protagonista en sus arriesgadas apuestas sentimentales.
Lo que pareciera un desprendimiento, en temática, verbosidad y estilo, de alguno de los cuentos morales del veterano francés Eric Rohmer (Cuento de verano, 1996), se revela como una exploración aguda y sensible de las tribulaciones emocionales que suele acarrear todo sentimiento amoroso, exasperadas por inseguridades económicas y profesionales que luego complican todo. Las conversaciones de Marta con sus dos enamorados giran en torno de la relatividad de sus compromisos de pareja o de la pérdida gradual de un entusiasmo inicial, exhibiendo de paso la dificultad para asumir una madurez moral en un ambiente social propicio a los acomodos afectivos fugaces.
Los mayores aciertos de la cinta tienen que ver con el diseño de este personaje femenino, personalidad siempre inasible, renuente primero a tolerar la rutina en una relación amorosa, escarmentada después al constatar que la novedad no siempre es gratificante.
A la certeza sentimental que representa Leo, su única relación estable, ella prefiere la intensidad sin provenir que encarna Pablo, su primer amante. La frustración se perfila para los tres personajes como un saldo negativo al cabo de tanta inconstancia en la toma de decisiones capitales. En éste, su segundo trabajo largo de ficción después de Estos días (2014), Diego Llorente sorprende por su capacidad de incorporar y concentrar en una narración tan minimalista un espectro muy variado de sensaciones y desasosiegos juveniles.
Notas sobre un verano, un relato íntimo, a manera de fábula moral, con no pocas resonancias sociales.
Se exhibe en la sala 10 de la Cineteca Nacional a las 16:30 y 20:45 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1