▲ Helen Marnie, de Ladytron, y Kim Deal, de The Breeders.Foto cortesía Ocesa
Jorge Caballero
Periódico La Jornada
Lunes 20 de noviembre de 2023, p. 6
El tercero y último día del décimo tercer capítulo del Corona Capital atrajo la mayor acumulación de público y un forcejeo de sonidos, porque como para gustos hay colores, hubo ritmos para todos.
Ya se sentía el dominio del crepúsculo de ayer cuando el big beat electrónico del dueto inglés The Chemical Brothers puso a brincotear indiscriminadamente a los miles de asistentes, el ánimo se desbocó en el escenario Vans, la marea de gente no tenía principio y llegaba hasta la chingada.
Lo único malo de la enorme actuación de lo que se pudo apreciar de The Chemical Brothers fue que se empalmó con otro dueto inglés, Pet Shop Boys, en el escenario Corona Cero; el cantante y compositor Neil Tennant, así como el tecladista y también compositor Chris Lowe sacudieron los cuerpos con su electrosynthpop, fijado en las mentes de sus seguidores con sus éxitos a lo largo de cuatro décadas. Seductora e inolvidable presentación de los ingleses a los cuales se les veía agradablemente afectados con la muestra de cariño de la fanaticada al escuchar West End Girls, It’s a Sin y Always on My Mind, entre las decenas de sus temas.
Poco antes Noel Gallagher, coterráneo de las bandas antes mencionadas, tomó el escenario principal, Corona, con su grupo Noel Gallagher’s High Flying Birds y dejó sentir su poderío y genialidad al rescatar sus composiciones y clásicos de su anterior banda, Oasis, fue ahí cuando se fincó su concierto atestado por decenas de miles de mozalbetes que corearon a lo alto.
Sorprendiendo a propios y extraños, cayeron al Corona Capital The Lumineers directamente de Denver, Colorado, para desplegar su distinguido y fino folk alternativo. Una maravillosa y firme presencia del Wesley Schultz perfectamente matizada por Jeremiah Fraites; de forma clara se distinguió a sus fanáticos de siempre y a los nuevos cantando sus rolas adquiridas mediante sus incursiones en programas televisivos y películas. En síntesis, el grupo demostró que ya es una banda grande, capaz de llenar un estadio completo.
La solvencia y experiencia de tres décadas de las hermanas Deal, Kim y Kelley, con su The Breeders, vinieron a demostrar que no pierden el filo. De tajo, con sus primeros acordes con sonidos provenientes de lo profundo de lo más granado de los años 80 y 90 se echaron al público a la bolsa; incluso deslumbraron a los que no las conocían, pues su emparejamiento con el sonido característico de Kim Deal en su ex banda Pixies, por momentos remitió al grupo de Nueva Jersey, engañó por momentos a algunos miles de incautos específicamente cuando cantó Gigantic.
Just Mustard
Por la tarde, cuando el Sol dejaba sentir todo su dominio, las hostilidades las inició Just Mustard, banda de rock experimental que fue la abridora que más fortuna tuvo en lo que se refiere al público, pues el persona le cayó más temprano que el viernes y el sábado. No fue aleatorio que la hayan elegido para abrir la jornada dominical, pues el sonido, concepto y actitud de esta irlandesa remiten irremediablemente al sonido de The Cure; es más, podrían ser bandas mellizas si le quitamos la tersa y angelical voz de Katie Balla.
Otra banda que llegó a formarse al Corona Capital, levantar la mano para ser tomada en cuenta para llenar un estadio en un futuro inmediato fue Cassiam. Con sus energéticos afrobeats, salpicados con jazz y folk, puesto al día con mensaje buenaondita, aprisionó el ánimo de los asistentes, que ya se contaban por miles.
La nueva incursión y gesto punk de Off! se dio en el Corona Capital después de no saber prácticamente nada de sus canciones trepidantes en una década. En un máximo de 90 minutos, el ex Black Flag Keith Morris, Dimitri Costs, Steven Shane, Redd Kross y Mario Rubalcaba dieron el toque áspero al evento con rolas de los discos Wasted Years y Free LSD.
El singular grupo de indie pop Tennis, integrado por el matrimonio entre Alaina Moore y Patrick Riley, demostraron que su tándem creativo sigue vigente. Proveniente del Reino Unido llegó The Amazons, el nombre no les ayuda y con apenas unos cuantos años aún no fincan un ejército de seguidores, pero los que asistieron celebraron al máximo su actuación. Chris Alderton, con su guitarra, y Elliot James Briggs, con su bajo, le pusieron ganas y arrancaron varios vítores de cariño del público. Son herederos distinguidos de los músicos británicos.
La artista multidisciplinaria británica Suki Waterhouse, quien es además modelo y actriz, fue otra de las que se presentaron en las primeras horas. Le siguieron los estadunidenses de música electrónica de Sylvan Esso, tampoco fueron casualidad en el cartel porque el dueto fue el preludio de lo que se avecinada por la noche. The Happy Fits también se rifó: el violonchelista principal Calvin Langman, el guitarrista Ross Monteith y el baterista Luke Davis dieron una decente actuación, estrictamente en las franjas cualitativa y cuantitativa.
Otros que destacaron en el escenario fueron la canadiense Leslie Feist, conocida como Feist; la banda estadunidense Dehd; Nai Palm Sleater-Kinney, y Ladytron.
Pero, claro, los 84 mil asistentes esperaban a The Cure; se olía en el ambiente, se sentía en los cuerpos. Nadie lo decía porque todos querían guardárselo para sí mismos. Únicamente hubo oteadas cómplices, sonrisas agazapadas esperando explotar para cuando Robert Smith y compañía clausuraran esta entrega de ensueño del Corona Capital.