Madre Patria sólo hay una, así que no ha tenido inconveniente, amorosa como es, de acoger en su pecho a cuanto hijo saqueador latinoamericano le solicita asilo, comprensión y consuelo. Sus motivos tendrá, tal vez apremiada por su perverso amigo estadunidense, inclinado a salvar al mundo con una torpeza conmovedora, más si se trata de leales colaboradores a sus intereses, sean ex presidentes, ex secretarios o ex gobernadores mediante juececitos amparadores, que lo mismo suspenden el funcionamiento de plazas de toros mal aprovechadas que descongelan jugosas cuentas bancarias de esposas y cómplices de delincuentes juzgados, no aquí, sino en la tierra del citado amigo perverso. Justicia payasa, pues.