▲ Eulalio López el Zotoluco en una corrida de toros en la Plaza México.Foto archivo
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esde la capital de Finlandia escribe el taurófilo Gilberto Durán: “Luego de leer los comentarios en tus columnas recientes en La Jornada, te mando algo sobre el tema de la suspensión y reanudación de las corridas de toros en la Plaza México. Un día después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) anulara la medida de suspensión de las corridas, encontré un video narrado por Jesús Escobar Tovar, titulado ‘Regresan los toros; la tradición de la barbarie y la tortura’. Cada quien es libre de expresar lo que quiera, pero ¿cómo hay gente tan irresponsable que, sin saber del tema, frente a una cámara de video y un micrófono en mano se mete a hablar de lo que no sabe?
“Con descaro e ignorancia y repitiendo como perico lo escuchado aquí y allá, el despistado observador hace un revoltijo de historias imprecisas. Sin conocer habla de la lidia del toro y hasta se cuelga del dictador Francisco Franco para asociar a la tauromaquia con la crueldad. Afirma que el toro es herbívoro y por tanto pacífico, pero que por manipulaciones a su naturaleza tranquila se hace agresivo. Se anima a afirmar que la tauromaquia es un evento de derecha que da estatus a las personas que se sienten importantes, en homenaje a la peor crueldad humana. Ya nomás le faltó decir que, por su tradición taurina, México es más belicoso que Estados Unidos.
“Incapaz de pensar por sí mismo, este Escobar ignora que no sólo en la derecha hay taurófilos. En su libro de memorias Guerrillero del tiempo, Fidel Castro cuenta que cuando estuvieron en México el grupo se adaptaba a la ciudad y sus costumbres, que les encantaban los tacos callejeros y las corridas de toros, que Raúl hasta quiso aprender a torear. También el Che Guevara asistió a corridas en España, y ni modo de tildar de derecha a estos personajes.
“Cuando no se tienen los conocimientos mínimos de la historia y cultura de un país es imposible defender sus tradiciones. En el caso de las corridas de toros esa falta de cultura y conocimiento hace a los antis promover la prohibición de lo que desconocen y a muchos taurinos les impide hacer una defensa inteligente de la fiesta. ¿Cómo explicarles a los jueces prohibicionistas y a sus promotores, en unos minutos, la importancia de una tradición de casi 500 años en la Ciudad de México y su arraigo en la cultura mexicana?
“Necesitamos leer más a los hombres que construyeron el país. Memorias de mis tiempos es un hermoso libro de Guillermo Prieto que da cuenta de cómo era la vida en México en el siglo XIX, cuando todavía ni país teníamos. El texto es un canto de amor a la patria y un reconocimiento a todos los que contribuyeron a la construcción de la nación, a sus búsquedas, llantos y alegrías. Habla de hechos heroicos, artísticos, culinarios, báquicos y ¡hasta de toros! A lo largo del libro hay más de 30 menciones al tema, reflejando un profundo arraigo de esta tradición en la cultura festiva popular rural y urbana. El arraigo de la tradición de los toros en México se acentuó en el siglo XX, como se puede observar en numerosas expresiones artísticas y en canciones populares.
“Si esas expresiones populares no son arte y cultura, ¿entonces qué son? Y si el osado antitaurino Escobar insinúa que no es sano llevar a los niños a los toros ‘porque afectan su desarrollo’, entonces que prepare otro video que promueva la prohibición del repertorio musical de Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, quien por cierto fue novillero en sus mocedades, porque al menos en dos elaborados pasodobles narra las corridas de toros”, concluye encendido Gilberto Durán, no obstante aguantar, firme, temperaturas bajo cero.